jueves, junio 29, 2006

LA PINGUINA QUE LLEVO DENTRO.

Hoy para variar me quedé dormida, lo que puede considerarse extraño si tomamos en cuenta que entro a trabajar a la una y media de la tarde. Pero bueno, eso no implica que no pueda quedarme dormida. Sólo implica una nueva forma de pegarse en las sábanas.

En mi nuevo horario, todo está calculado, despierto a las 9 y media, veo mis ultra repetidos discos de Seinfield hasta las 10 y cuarto, tomo desayuno hasta las 11 y voy al gimnasio de 11:15 a 12 del día. Luego me baño, me amarro el pelo mojado y camino por la alameda hasta mi trabajo.

Hoy desperté a las 12, todo se retrasó y tuve que tomar un taxi hasta la radio. En la esquina donde esperaba el taxi, me topé con una pareja de escolares, tomadas de la mano, ambas de piercing, pelo entrecortado y mochila con estampado de animales. Vieron mi cara de atrasada y me cedieron el taxi, no sin antes darse un tremendo beso. Puta que son cool las escolares en santiago, nunca dejan de sorprenderme sus pintas punkies y actitud de dueñas del mundo.

Cuando yo era escolar no eran así, obviamente yo fui pinguina en regiones así que carecí de la onda vanguardista. Mi etapa escolar dejándose de cosas fue bastante perna, en primero y segundo medio tenía marcada en la frente la estrella de la mejor amiga, flaca, plana y amorosa. En tercero y cuarto pasé a otro nivel, gracias al tardío pero efectivo arribo de mi pubertad, que le trajo consigo curvas y virtudes anexas.

Pero tampoco allí pase al grupo de los extremadamente cool, sino de las niñas lindas pero todavía algo ñoñas. Si bien mi suerte con el sexo opuesto nunca fue mejor que en esa época, y no hubo niño lindo que escapara de mis encantos, seguí con el cartel de swetty girl.

Salía hasta las dos de la mañana, peor mi papá me iba a buscar a todas las fiestas, no fumaba e insistía en los jeans con chaqueta “nuevamente de jeans” y zapatillas negras.

En esa época obviamente pololeaba con el chico malo de la escuela que me gorreaba con cuanto chica se le cruzaba en las salidas nocturnas a las que yo, por supuesto, no tenía permiso parental para asistir.

Sufrí mucho por ese pastelito, hasta que dejó embarazada a una ex compañera y tuve que decidirme, no sin esfuerzo, a salir definitivamente de su vida. Recuerdo que cuando por fin junte las fuerzas para decirle que no quería verlo nunca más, la chica ya iba por el segundo trimestre de embarazo, él sentenció el final de nuestro encuentro con un lapidario:

“Angelita tu siempre serás la primera “niña” a la que quise de verdad y que nunca fue como las otras, es que tu eres buena, siempre serás una niña buena”.

Hace una semana salí a carretear con los amigos de mi amigo y me encontré con el mencionado amor de mi adolescencia, nos saludamos afectuosamente, ignorando que el latin lover tenía a una chica de pelo rosado colgada del cuello, me contó que trabaja en Santiago, que tiene dos niños, bla bla bla. Nos tomamos una cerveza, con la punkie incluida, y en un momento de distracción de la chica fucsia, mi ex amor me susurró al oído: ¿Y sigues siendo una niña buena, angelita?.

Pensé unos segundos, me habría gustado contestarle que no, pero tuve que asentir. “Si niño, sigo siéndolo” le contesté y volví raudamente a mi grupo de amigos.

Número dos

jueves, junio 22, 2006

Prendan velitas

Hoy o hoy es el plazo.

Dicen que da mala suerte dar las noticias de antemano, y siempre le he criticado a mi vieja que se pasa de ansiosa para contar -rayando a límites claramente 'sapos'- cuando algo está por venir.

El tema es que estoy hecha una 'trembler' profesional, con niveles de energía altísimos y una ansiedad que me carcome el cerebro. Hoy o hoy, como dije al principio, se define mi entrada a un chorísimo diplomado de Relaciones Internacionales: Globalización e Integración Regional en la Universidad Alberto Hurtado. De resultar, comienzo las clases MAÑANA!




















Mmmm! No sabía que las uñas tenían tan rico sabor.

Número Uno.

martes, junio 20, 2006

Soñé





Soñé que estaba en un funeral, todos lloraban a mi alrededor. Había flores por todas partes y una insoportable sensación de humedad. La misma de los cementerios porteños.

A mi alrededor había pura gente desconocida y extrañamente todos vestían de rojo. Todos menos yo. En un momento me alejaba de la caja de madera y me perdía en los pasillos letrados. Qué triste dormir para siempre en un pasillo gris, en mi sueño recorría el pabellón H del cementerio. Obviamente era un cementerio general, con nichos de concreto, sin pasto del Recuerdo.


De pronto oscurecía y alguien me tomaba del brazo, tienes que ir a su funeral me decía. Allí yo rompía en llanto, es que no sé quién murió le explicaba y si no murió. ¿Y si sigue vivo?.

Y entonces me llegaba una frase fatal que seguramente mi mente recuerda de algúna lectura rápidamente ignorada, “Si bien a ratos sigue estando presente en tu vida, es como si hubiera muerto. Porque ya no es lo que era antes en tu vida y eso en cierta manera es una forma de fallecer”.

Desperté algo asustada, recordando una frase leída hace un tiempo atrás en un libro que en su momento me pareció preciosa y que hoy en mi extraño despertar me hizo un abominable sentido.

“Nadie piensa nunca que pueda ir a encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su rostro cuyo nombre recuerda”.


Nadie piensa que luego del querer viene el olvidar, nadie asume que el presente en un segundo se convierte en pasado. Qué insoportablemente la gente se convierte en pasado.


Los que me conocen saben que si puedo, prefiero no despedirme, pero vamos, intento corregirme. Al menos me inconsciente lo intenta. En sueños que parecen más claros que mi cotidiano y inconsecuente divagar. Con fantasmas que lentamente empiezan a difuminarse y con heridas que lentamente dejan de sangrar

Número dos, desde el surrealismo onírico.

lunes, junio 19, 2006

Disparates

El fin de semana recién pasado, en un rapto de locura espontánea, escribí una lista ridículamente larga de temas que siempre salen a luz, en x conversaciones, sobre mis odios frenéticos hacia ciertas cosas (algunos racionales y otros claramente disparatados). Generalmente es Coco quien escucha mis descargos, y se ríe de mí, asintiendo; tan loca no estoy.

Pueden ahora ustedes ocupar ese papel privilegiado. Quiero compartir con ustedes parte de esta lista, a riesgo de parecer una persona horrible y prejuiciosa.

16 FIJACIONES ODIOSAS:

1) Los enteros de lana -de preferencia color damasco o amarillo pato- que algunas abuelas insisten en tejerle a sus nietos bebés. Cuando veo uno de estos especímenes denominados 'guaguas de lana'.. uffffff...

2) Los apellidos Vásquez y Jofré.

3) Cuando gente, y creo que incluso es para cubrir con 'rebeldía' algunos vacíos ortográficos, se escuda en escribir todo con K, reemplazando la C y la Q. Peor es cuando dan vuelta la K, ahí de verdad boto espuma por la boca.

4) (este sí es horrible) Me carga la gente de La Florida y Maipú, y sus hábitos y aspiraciones. Soy capaz de hacer generalizaciones espantosas como 'la gente de La Florida le gusta ir a pasear al mall' o 'las mujeres maipucinas/floridanas se sobrevisten con la moda de turno -mlitar-vaquera-gitana-arrugada-plateada....' y así y así. Plantearme la vida como residente de una villa en estas comunas, con la típica casa pareada, endeudada a 6779 cuotas por un crédito de consumo... uuuuhhhhh.

5) No es que los odie, pero sí hago referencia automática a ciertos nombres con ciertos oficios (Ivonne/Marisela= peluquera; Héctor/Víctor/Hugo=gásfiter; Rigoberto=portero/estacionador, etc).

6) Y respecto a nombres, qué más horrible que las Ashley Cabrera, o las Cindy Carrasco.

7) Y de la dependienta del local, que te dice 'Consulta, lola, sin compromiso'.

8) La mala atención al cliente, en cualquier estamento.

9) El sobreuso de los pronombres 'te' y 'le' (ej: ¿En qué le puedo ayudarle, dama?)

10) Las personas que pelan tupido y parejo y cinco minutos más tarde tienen el descaro de ser cínicas y aduladoras.

11) Las viejas que después de los 50 se cortan el pelo como paco y, peor, cada vez se mimetizan más con sus maridos (cero pintura, con sobrepeso, lentes ópticos más los peinados ya mencionados).

12) Las hipercoreadas canciones de fogata argentinas ('estuve leshendo, tus viejas cartas....'; ''te acordás del flaco spinettaaaaa'; 'te encontraré una mañana, dentro de mi habitación...').

13) Los viejos verdes en las calles.

14) Que mi pareja quede vegetal el día post-carrete y tenga apenas motivación para ir al baño y comer (en la cama, y ensuciando todo) - gracias a Dios no nos ha pasado aún, jajajajaja! Si no, les explico la cara de Bruja.

15) Las guaguas de bautizo, que -en caso de las niñitas- llevan vestidos de tafetán brillante y repolludo y -en caso del niñito varón- visten el terno talla 2.

16) Los pantalones (de preferencia de gabardina o jeans) con pinzas y a la cintura que algunas mujeres comienzan a usar después de cierta edad, en los que se revela la extraña mutación de el trasero desde atrás hacia adelante (http://www.guzer.com/videos/mom_jeans.php)

BONUS) Esas fotos de graduación/bautizo/primera comunión, sus marcos de cartón y dorado, y los fotógrafos oportunistas y jotes que casi te exigen posar para vendértela después. Situación paralela son los mozos carroñeros que la asaltan a uno en San Antonio / Caleta El Membrillo para acceder a sus locales.

BONUS 2) Esas personas que conoces hace cuánto, ¿cinco minutos?, y que aparte de no poder más con la autorreferencia, te cuentan un rollo heavy de su vida más encima como medio involucrándote, con 'Me caíste súper bien, yo sé cuando las personas son x, y, z'.

Musho odio por un día, ¿no? Pero igual, la invitación es a descargarse.

N° 7 'Consulta, lola, sin compromiso'


N° 16 Los jeans de mamás

Número Uno.

sábado, junio 17, 2006

CANTAMOS VICTORIA


Mi gato se ha mejorado...aunque aún debo darle de comer en la boca, hacerle dos “puff” diarios con un inhalador para bebés y rogarle que no vomite el jarabe que le doy una vez al día vía jeringa, ya está fuera de peligro mortal.

Por fin pasó la semana de sufrimiento en que ocupaba mi hora de almuerzo para correr a la veterinaria, ocultaba mis lágrimas tras este poco privado cubículo y derrochaba mi inexistente dinero en inyecciones (más de 100 lucas de mi hoy sobregirada línea de crédito).

A ratos estuve al borde del colapso y el día en que al pobre lo desahuciaron lloré casi por 20 minutos seguidos. En mi desesperación llegué a rezarle a San Francisco de Asis (patrono de los animalitos según mi mamá) y mi madre más atacada que yo prometió que si Musso se salvaba lo íbamos a llevar al santuario de ese santo. Gracias a Dios no siguió el ejemplo que usó en mi enfermiza infancia, ocasión en que le hizo una manda a la virgen de Lourdes que me tuvo vestida de blanco y celeste por todo un año. Pobre musso no se habría visto bonito vestido de monje!!!.

Otra de la “mandas” que mi desperado corazón de casi madre huérfana hizo fue ir a donar sangre para la tía de Isadora, con la infantil creencia de que si yo hacía algo bueno, algo bueno me pasaría ( sé que debería haber sido de forma desinteresada, pero así no más fue).

Lo extraño fue que en el preciso momento en que me inyectaban la aguja me llamó el veterinario para decirme que podía llevarme a Musso para la casa porque había subido milagrosamente su temperatura, fue tal mi felicidad que prometí ir a donar sangre cada tres meses. Upsss!!!

Uno se agarra de las cosas más extrañas en momentos de desesperación, alguien me dijo que debía haber prometido dejar de obsesionarme con hombres que no me quieren bien, pero yo le dije que uno sólo debía prometer cosas que pudiera cumplir.

Además esta semana ha sido tan agitada y sufrida que no he tenido tiempo para reflexionar sobre los avatares del amor. Todos mis pensamientos, al menos cuando estaba despierta, giraron en torno a la recuperación del ser que sé nunca dejará de amarme. Al "hombre" estable en mi vida, ese que siempre está buscando mi cariño y se encuentra dispuesto a darme el suyo a cambio.

Si bien Musso llegó a mi vida sólo por razones estéticas, lo encontré lindo y lo ame. Es lejos la mejor decisión que he tomado en este último año. Aunque usé el mismo criterio estético con un pescado BETA azul que elegí para mi hermano, después que el musso se comió su pez dorado, que resultó ser malvadamente carnívoro y terminó comiéndose al resto de los peces. Y lo mismo hago con los hombres a los que elijo cegada por los instintos para que luego terminen descarnando mi corazoncito.

Al parecer, al menos esta vez, mis instintos acertaron. Porque, desde que lo rescaté de una vida pueblerina en Maipú, hemos construido una relación de domesticación mutua en la que sin duda la más domesticada he sido yo.



Musso bebé. Es el que está mirando
a la cámara con cara de nerd.


Número Dos.

jueves, junio 15, 2006

Puras tragedias

Mediados de año, por lo visto, se ha prestado para que mi entorno más cercano quede sumido en su mínima expresión. Será la época del año, algún cambio atmosférico invisible, o están -estamos- tomando todos agua envenenada... cualquiera fuere la razón, la hueá es que estamos todos cagados. Y no lo digo con el típico pensamiento negativo y derrotista, sino con la franqueza y espanto de ver tanta coincidencia.

Por lo mismo, a quienes lean este blog, les pido cooperen con una tía de Isadora que está pésimo en la Posta Central. El nombre de ella de Elena Espina y necesita 20 dadores de sangre de cualquier tipo. Con sólo dar su nombre en el Banco de Sangre basta.

Mil gracias a quienes puedan.

Nats

viernes, junio 09, 2006

LA GRIPE


El farmacéutico me miró con cara de extraterrestre cuando le pasé la receta de la veterinaria. Jarabe para adultos, dije. Mientras hablaba por celular con mi mamá y le contaba que el musso no había dormido en toda la noche, que lloraba ronco de dolor y fiebre.

Yo hasta este momento no sabía que a los gatos podía darles gripe. Tampoco sabía lo que se siente cuando un ser indefenso te mira con los ojitos llenos de lágrimas mientras un señor de bata blanca le inyecta remedios extraños. Fuerte solo eso diré.

Mi pobre gato, tiene gripe. No sé como cresta se resfrió si yo ni siquiera abro las ventanas de mi departamento. Pero se refrió. Lo peor después de pasar toda la mañana en la veterinaria y gastar una millonada en remedios, tuve que dejarlo solo porque como adulta y “madre soltera” era hora de trabajar.

Táchenme de lo que quieran, ridícula, exagerada, patética u oligofrénica. Pero hoy me di cuenta de cuanto quiero a esa pequeña bola de pelos.

Número dos

jueves, junio 08, 2006

3

Todo esto podría empezar por mis introducciones muy al estilo 'Paula', con datos como el tiempo aproximado que dura la etapa de enamoramiento (para el interesado, por el grado de anfetamina y oxytocina, de uno a tres años como promedio), o un 'testimonio personal', con nombres y edades cambiadas, rematando con la opinión de un sicólogo 'perito en la materia', proveyendo estrategias para curar tan terrible mal.

Pues bien, mi discurso hoy va a cambiar un poco su usual orden, para manifestar mi felicidad e insanidad totales (y lo sé, no será temporal), pues con Coquito cumplimos tres meses y seis años de estar juntos. Y por qué primero los tres meses... porque nos costó tanto estar así, nos boicoteamos una y otra vez, nos odiamos perramente -con y sin mariposeo de guata-, nos buscamos, nos alejamos, nos hicimos nanái y nos herimos... tantas polaridades, que es un milagro, sinceramente un milagro, que sigamos juntos. Y no juntos por decir juntos, sino con un millón de sueños y proyectos (y aquí viene un gigante 'Quién lo diría' para ambos casos), muy enamorados, compartiendo esas cosas que siempre nos hicieron especiales y que tanto tiempo nos negamos a entregar.

La Isa, quien a todas luces es la enemiga pública n° 1 de cualquier relación que su mamá-objeto pueda tener, también está contenta por nosotros. Busca a Coco, pregunta por él, y a pesar que a veces se enoja por no ser el centro de atención constante, ha perdido la batalla contra un hombre que nos ha seducido y hecho felices a ambas. Le cuenta a todo el mundo sobre Magdalena y León, personajes que habrán de conocer cuando el tiempo lo permita. Lo terrible que desde el taxista hasta la tía del jardín 'me felicitan'.

Estoy muy, muy contenta. Hoy, lejos, he sido la secretaria más cantarina, risueña y danzarina de SPL.

Coquito, te amo no sabes cuánto.

Nats

lunes, junio 05, 2006

SO LET IT RAIN

Hoy en la mañana desperté con el ruido de las gotas en mi ventana. Me encanta la lluvia y hoy llueve en Santiago. A cántaros como decía mi abuela.

En vista del regalo climático, me enfundé mis botas azules de superhéroe, tomé mi paraguas amarillo estridente y salí a caminar.

Temprano, a eso de las diez.

El rumbo o destino, bastante desagradable, debía pagar un puñado de cuentas que anunciaban a letras mayúsculas: CORTE EN TRÁMITE.

En cada uno de los lugares de pago, habían colas de gente enojada, la única con cara de feliz idiota era yo. Cómo explicarle a la gente que me encanta la lluvia, cómo explicarles por qué como helado bajo ella.

De vuelta de mis pagos, aún me quedaban un par de horas antes de ir a trabajar, así que decidí seguir caminando.

En el camino me encontré con los universitarios de la Chile que, preparándose para la protesta de hoy en la tarde, proclamaban por megáfono: ¡¡¡Chi-chi-chi Le-le-le, Universidad de Chile, libre y gratis!!!!. Y un desinformado transeúnte que les gritó: ¡¡¡Ch-I- Chi, L-E le, Colo Colo de Chile!!!. Me cagé de la risa durante media cuadra, esas cosas no se ven si uno toma el metro.

De tanto caminar y comer helado a la vez, llegué sin darme cuenta al paseo ahumada, donde una improvisada feria de novedades hacia caso omiso de la lluvia y las protestas estudiantiles.

Con asco vi un caracol gigante, del porte de mi gato, que un atrevido vendedor quiso poner en mi mano para demostrarme empíricamente las bondades de la baba de caracol, un extraordinario aparato que cortaba papas fritas en 599 formas distintas y un sinnúmero de cachibaches más.

Dos puestos más adelante un vendedor peruano vendía unas cosas de colores que parecían inciensos, como me carga el olor de los mencionados, seguí mi camino. Entonces el hábil feriante me gritó:

- “Amiga, venga, vea, no hay nada que un polvo mágico no pueda solucionar”.

Era demasiado fácil y oportuna la talla, así que no pude aguantarme.

-Lamento contradecirlo señor, no siempre es así. Le dije con una sonrisa maliciosa.

El peruano no entendió y me miró con cara rara. Pero un chileno que era su suche en el puesto se atragantó de la risa y me contestó:

-No creo que a usted le haga falta un polvo......de estos.

-Lamento contradecirlo señor, le repetí riéndome. Al tiempo que sacaba 500 pesos de mi bolsillo y compraba una bolsita de polvos mágicos anaranjados.

El vendedor, me recibió los 500 pesos y me dio de regaló otra bolsita con colores verdosos. “Por si le hacen mucha falta”, me dijo.

Minutos más tarde, estaba en mi computador escribiendo noticias fomes. Con el pelo mojado por una que otra gota pero absolutamente convencida de que vale la pena caminar, cosas como estas no se ven en el metro.

Número Dos