miércoles, mayo 31, 2006

El día que vi las estrellas...y el túnel.


Últimamente mi vida parece alterada por alguna constelación malévola.

El monumental y estrambótico hecho que acaba de ocurrirme, lleva el nombre científico de TEC cerrado y la denominación popular de sacada de cresta.

Después de un día agotador en mi nueva pega, a eso de las 10 menos cuarto de la noche, divagaba en mis poco profundos pensamientos sobre lo aburrida que resulta la pega de reportera web, la inevitable visita al supermercado para comprar la comida de mi gato y lo infinitamente cansada que me tiene toda mi ropa, cuando me enredé en el cordón rebelde de mis zapatillas rosadas.

Dato anexo, esto ocurrió en la escalera de un metro atestado.

Del incidente en cuestión sólo recuerdo el golpe en la nuca, otra de las ironías de la vida, las estrellitas que vi cual mono animado y el ruido de la muchedumbre que pareció sorprenderse con mi monumental golpe. Mi cabeza sonó hueca, lo que viene a confirmar la teoría de muchos detractores de mi alguna vez estimada inteligencia, y la gente sonó con el típico ¡¡¡UUUUHHHH!!!.

Esto seguido por uno que otro, ¿estás bien? ¿Pero cómo te caíste? Pregunta bastante estúpida cuya respuesta real puede ser un sincero “porque soy torpe y bruta” pero que contesté con un escueto “No sé”. Después creo que escuché un “pobrecita” que terminó de rematar el cuadro, lo que me faltaba era ser compadecida por perfectos extraños. Así que rauda y veloz, y aún llorando del dolor, corrí hasta el túnel del metro y abordé el primer carro.

Evidentemente lloré hasta mi estación de bajada, camino a mi departamento, en el trascurso del lobby hasta el ascensor, y una vez en mi casa tirada en mi cama sin hacer. Me dolía de verdad.

Media hora más tarde, recordé que no había comprado la comida del musso, así que me levanté de mi lecho para cocinarle fideos blancos. Qué culpa tenía el pobre de que su estúpida ama se cayera por las escaleras del metro.

Una vez en la cama, con mi pequeñín gatuno ronroneando a mi lado, recomencé el llanto. Nuevamente excusada en el dolor de cabeza y ahora algo derivado en la terrible constatación de que sin minutos en mi celular nadie sabía de mi golpe.

¿Y si me siento mal? ¿Si me vienen mareos y tengo que ir al hospital? ¿Si me desmayó y muero en el sueño? (Okey este último pensamiento era algo exagerado). ¿Cuánto se demorarán en encontrarme muerta en este ridículo depto unipersonal? Obviamente mi gato era incapaz de avisarle a alguien. Por primera vez en harto tiempo noté que vivía sola y que la verdad tampoco tenía a alguien con quien desahogarme, sobre cuyo hombro llorar o simplemente auto compadecerme.

Y así me dormí...pensando en el túnel.

A la mañana siguiente los efectos del golpe se manifestaron en mareos y otras cosas desagradables...visita al médico posterior que ahora me tiene diagnosticada con el famoso TEC y tomando pastillitas para el mareo en la mañana y en la noche.

Dato anexo: no puedo tomar el metro, ni subirme a un bus o auto porque me mareo terriblemente.

Esto hasta que desaparezca la inflamación o me pase otra huevá rara.

Número Dos

martes, mayo 30, 2006

Angela (a secas).

Inspirada en el blog de Flor Arbulú http://mtnpasa.blogspot.com/, visítenlo cuando tengan tiempo está re entretenido, me puse a divagar sobre la cantidad de sobrenombres, apodos o nick’s que han acompañado mi frágil y escueta existencia.

Acá van algunos:

Negra: Razones obvias. Todo el que me conoce se siente en el inmediato derecho de señalar mi cualidad étnica.

Ange: El menos creativo y más obvio de todos.

Alejandra: así me dice, hace ya casi un año, un conserje de mi edificio. Nunca lo corregí y ahora es demasiado tarde.

Negra Torombola: Apodo inspirado en mis múltiples y constantes desastres, caídas, humillaciones y olvidos.

Negra Yo Jo Joi o Negra Goofy: Burla directa a mi estrambótica y poco femenina risa.

Negra Mula: Alexis es el padre-autor de este apodo, y de los últimos tres... Hace referencia a mil múltiples y permanentes exageraciones de la realidad (mentiras).

Negra Jalisco: Referido a mi incapacidad de perder en alguna discusión.

Angie: Apodo cariñoso que usan mi padre y hermano para referirse a mí.

Fea: Apodo “cariñoso” que mi madre ocupa para referirse a mí. También en esta línea se encuentran apodos como: ridícula, ridi y “desgraciá”.

Angelón: Apodo inventado por un ex novio que ahora vive en Francia.

Díaz: Vocablo ocupado por mí misma para hacer referencia en tercera persona a mis aventuras.


Angelito: designación ocupada por Natalia, Malena y uno que otro hombre seductor.

Niña: Ocupado para fines amatorios y de conquista.

Negra...mueve tu cintura...negra échate pa tras: Vocablo de propiedad de Juan Araya, el bufón. Usado regularmente cuando me llama por teléfono en reemplazo del tradicional “Aló”.

La Ronquita: primer acercamiento de un recién conocido que trata de ejemplificar quien soy yo a pesar de que olvidó mi nombre.

La que tiene tremendas....: Acercamiento más burdo de un recién conocido que trata de ejemplificar quien soy yo a pesar de que olvidó mi nombre.

Número Dos

viernes, mayo 26, 2006

Bridget Reportándose


No sabría decir en que momento ocurrió, sólo sé que pasó. En algún espacio temporo espacial extraño, me convertí en la fucking Bridget Jones de mi grupo de amigos.

El tema es que desde hace un par de semanas, todo mi círculo cercano se ha dado a la titánica tarea de encontrarme novio.

El fenómeno en cuestión comenzó cuando hice bloggísticamente pública mi soltería forzada, de allí en adelante cada persoanje que se encuentra conmigo me lanza frases del tipo: “Yo te voy a encontrar un tipo que valga la pena”. Hello!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

He enarbolado las banderas de la autosuficiencia, dado el ejemplo de Michelle y repetido hasta el cansancio que por ahora no ando en búsqueda de animales masculinos, pero parece que mi frase no es lo suficientemente creíble.

Centellas llegó a decirme el otro día, de la nada juró que estábamos hablando de otra cosa, “Aaay Negra...así como yo tuve la suerte de encontrar a Javier...bueno, en realidad Javier es perfecto”. (Me parece que Centellas iba a algún lado con esta frase pero después se acordó de su “chanchi” y la dejó a medio terminar).

Incluso la Pancha, única amiga realista que me iba quedando, insiste en ponerme al día de los “niños” que han preguntado por mí en la Radio (mi nueva pega). Y cuando me cuenta, cual niña de 15, empieza las frase con un “Este lolito es súper inteligente y simpático, además de guapo por supuesto” a la usanza de los vendedores de televisores rascas.

Caso aparte es el Pancho quien no merece incluirse en esta reflexión ya que su interés porque yo le dé bola al hobbits psicópata, sé es sólo una excusa para reírse posteriormente de mí.

Qué mierda le pasa a la gente enamorada que quiere que todo el mundo ande por la vida en pareja. Entiendo que ellos sean felices y créanme que aspiro a serlo también...pero no será mucho. No habrá un momento en que el exceso de feromonas cupidísticas los trasforma en bichos raros inentendibles para los que no andamos In love

En una de esas los 25 años no fueron un buen momento para aplicarle al single styles porque justo me tocó esta etapa donde el grueso de los especimenes se enamora, vive en pareja, tiene bebés o planea casarse.

Qué hacer, en el fondo uno debe alegrase por ellos, de corazón sí los quiere de verdad o de mentiritas para caer políticamente simpática. Aún no sé cuál es la actitud correcta. Por el momento, debo reconocer, he tratado conscientemente de alejarme de estas parejitas que exudan amor, lo que ha dejado reducido mi círculo a los pocos chicos light cercanos a los treinta que ya asumieron la soltería como sistema de vida.


Aunque sé que en algún momento tendré que dejar el autismo - sí Número Uno ya luego nos juntaremos los tres Taquito, tú y Bridget- y acostumbrarme a la idea de estar en la vereda del frente. Esto hasta que vuelva a ser parte del equipo happy in love...o hasta que todos tengamos treinta y estemos- quiebres, dramas y separaciones de por medio- igual de botados y cínicos.

Lo que pase primero.


Número Dos

jueves, mayo 25, 2006

No Wonder

No Wonder significa, en castellano y a simples rasgos, Con Razón!
No Wonder ... El almuerzo que tuve hoy, con mi madre, fue realmente revelador.

Para contextualizar, les cuento que prácticamente todos los días, de Lunes a Viernes, voy a almorzar donde Teru y Juan. Esto se debe a varias razones: 1) Viven a dos cuadras y media de mi trabajo, 2)Me gasto los Tkt restaurant mensuales en frivolidades tipo sushi y Bravíssimos, 3) Aprovecho de ver a mis viejos (¿por qué será que cuando uno mejor se lleva con sus papás es cuando vives lejos de ellos?).

En fin, Montag bis Freitag héme pechando de la rica olla de mis pensionados favoritos del planeta. Eso me da oportunidad para saber de la familia, con mi mamá recitando las últimas novedades (ver: 'Los Preller', April archives), con ella nuevamente, preguntándome las novedades del trabajo (¡qué desgaste es pensar en cinco alternativas de sucesos a la semana!), en fin, conversando varios temas.

Pero hoy, quedé helada. Lo juro, pa' adentro.

Empezamos conversando de las relaciones actuales, y nos fuimos en flashback heavy a sus tiempos, de por qué los hombres son como son, que por qué son tan brutos, que por qué les gusta el porno, que si hoy, desgraciadamente, aún hoy si una mujer es promiscua y un hombre también, ella es puta y él mujeriego...

Ella me contaba que en sus tiempos, los hombres iniciaban su sexualidad con una prostitua, o con la empleada de la casa. 'Aberrante, le dije, aberrante e inválido que haya sido de esa forma, pues era claramente un abuso - claro, a la prostituta le pagái, pero a la nana? vive en tu casa, estaría obligada para no perder su trabajo...'. Bueno, dimes y diretes. El tema es que ella no lo encontraba tan asqueroso como yo, pero supongo que eso marca la diferencia de dos generaciones que hay entre medio.

De repente, la conversación giró a ella misma. Y aquí me encuentro con Teruca, que en realidad es mi abuela, conversándome de su propia sexualidad, y confesándome a boca de tarro de que NUNCA LE GUSTÓ HACERLO, de que en el fondo cumplía sus labores con Juanito porque claro, lo amaba, pero también le ponía un poco de actuación... en el fondo, que fue siempre frígida -reconocido con esa palabra-, de que prefería que la acariciaran ('pero mamá! uno acaricia a un gato, a un perro... pero cuando hay que ponerse calientes, uno pasa más allá!) a que le hicieran nada por debajo ...

Qué fuerte. Qué fuerte.

Y remató diciendo, triunfal: 'qué entretenido es hablar estas cosas del sexo, para variar un poco, no?'

Plop!

Número Uno, desde la Siberia Preller

miércoles, mayo 17, 2006

LA LOCA DEL BARRIO.

Siempre me he preciado de mi gran talento para inventar excusas, exagerar anécdotas y construir mentiritas inocentes. Mi habilidad es tan grande en este campo que muchas veces, de tanto contar mis inventos, termino confundiendo lo que realmente ocurrió con las versiones nacidas de mis arranques creativos. Pero extrañamente cuando necesito que esta habilidad me saque de aprietos en mi cabeza pasan girones de paja tipo western y termino diciendo cualquier estupidez.

Mi última vergüenza ocurrió el viernes pasado. Mi nuevo chaperón me invitó a un carrete con “amigos de la pega”, no sin antes advertirme que no me hiciera muchas expectativas porque estos eran puros ‘gueas’. Aunque divertidos aclaró.

Llegamos al asado en cuestión, a medida en que los hombres se acercan a los treinta el carrete siempre incluye asado. Cuando entramos me di cuenta inmediatamente de que el comentario del auto no era en broma, parecía que la sala hubiera sido invadida por todo el elenco de El Señor de los Anillos. Miré a mi compañero con cara de me las vas a pagar y el muy desgraciado se cagó de la risa, vas a ver que son simpáticos dijo…y sé que les vas a caer la raja.

Unos cuantos pisco sour más tarde resultó que la tropa de hobbits con panza cervecera eran bastante divertidos. Al principio hice migas con uno que me pareció de lo más simpático hasta que empezó a transmitir sobre una tal Carola que lo había cagado con un tal Andrés así que lo cambié por otro absolutamente fanático de cuanto programa gringo dan en el cable.

Una hora más tarde mi acompañante desapareció en busca de un supermercado donde reabastecer el asado con alcohol, así que emigré hacia otro grupo. En eso estaba cuando me saludó Ben Afleck, un moreno bastante guapo con pinta de atleta, en un principio pensé que seguramente lo conocía de algún asado previo, pero resultó que no. Después de intercambiar algunas frases insípidas descubrí que Ben se llamaba Pablo y que era primera vez que venía a uno de estos asados. En eso estábamos cuando llegó mi amiguito y me sacó abruptamente de la conversación.

-“Ese gueón es el pololo de la Silvana, así que ni se te ocurra”

La Silvana: The winter me, la otra mejor amiga de Pancho, la que ocupaba mi lugar de mejor amiga año a año tras la vacaciones de verano. Una rubia con voz de pito que fue su compañera en el colegio y en la Universidad…y a mí por supuesto siempre me cayó como patá en la guata.

Nada saqué con hacerme la ofendida con el comentario de mi patner, ni con resentir los celos de amiga que siempre me había inspirado la rubia Silvanita, en cinco minutos estaba de vuelta en la comarca de los Hobbits.

Todo bien, a estas alturas el grupo era público cautivo de mis bromas y nuevamente era yunta del fanático de la tele. Eran cerca de las 2 y ya se había retirado la mitad del asado. Fui a buscar mi chaqueta, cuando volví Pancho se estaba despidiendo, una noche perfecta pensé…hasta que escuché: Pucha…pero no te vaí poh, yo voy pa’l centro y te puedo ir a dejar más tarde.

¡Horror! era el hobbit televisivo que al parecer sobredimensionó mi interés en sus palabras.

- Pancho a ti no te molesta ¿cierto?, además tú vas para el otro lado de Santiago. balbuceó el hobbit.

Yo quedé petrificada en la puerta, miré la cara del que, dependiendo de la respuesta que expresara, ahora podría pasar a considerarse mi ex mejor amigo, y el muy cretino estaba cagado de la risa mirándome con cara de vamos a ver como sales de ésta. “Depende de la negra”, dijo.

Maldito traidor. Le odié y supongo me puse de todos colores, no sabía que contestar. Tenía la mente en blanco. Entonces quién sabe por qué salió la frase más estúpida que he dicho en mi vida: “No puedo…es que tengo que llegar a darle comida a mi gato”.

El pobre hobbit se puso rojo, yo me puse roja y el pancho se atraganto de la risa.

“Es que no le dejé agua y…y…nunca, nunca lo dejo solo…y…y”. Mis palabras sólo me hundían más. Me despedí rápidamente.

Una vez en el auto el Pancho me miró fingiendo cara de seriedad y dijo sin asco:

-Te das cuenta, estás a un paso de convertirte en la señora Isabel.

Señora Isabel: vieja loca, solterona y amargada que vivía con cerca de 30 gatos a dos cuadras de nuestras casas. Siempre andaba en bata de levantarse y nunca nos devolvía las pelotas de fútbol que caían en su patio.

Número dos.

jueves, mayo 11, 2006

THE BREAK UP

Para los que esperaban mi ultra anunciado hilarante posteo sobre la comiquísima reunión del sábado 6 de mayo, mis más sinceras disculpas. Prometo escribirlo la próxima semana créanme que anoté las frases para el bronce por si el pasar de los días traiciona mi memoria de elefante.

Lamentablemente tengo que decirles que durante esta semana mi cabeza ha estado en otro lado. Sumergida en el surreal mundo de las rupturas amorosas con los correspondientes estragos de no ser la que rompe. Triste, sí. Asumida, not yet (pero estamos en eso). Agradecida, sí. En extremo a dos personas y ½.

Número uno indiscutible: La Verito que me escuchó y acogió en su casa la noche del domingo, a la que le logré relatar el episodio en un intento por entenderlo mejor y sobre cuyo hombro deslicé un puñado de lágrimas de pena.

Existe una gran diferencia entre las lágrimas de dolor, las de rabia y las de pena. Si bien todas tienen sabor a sal, las últimas son las peores porque cuesta que salgan, se atragantan en la garganta y vienen siempre acompañadas de un dolor físico que oscila entre el estómago y la caja toráxica. Acostumbrada a dormir sola, esa noche era incapaz de hacerlo, no dije mucho, no era necesario. Pero si necesitaba la apacible compañía y distracción de mi delgada amiga que accedió a compartir su cama de plaza y media con una algo ausente Angela que se dio veinte mil vueltas en la cama y con suerte logró dormir 4 horas.

Persona número dos: Mi siempre fiel amigo Pancho, el muy lindo se ha convertido en lo que él llama “pololo sin derecho a cama”. Hacemos todo lo que al parecer hace una pareja convencional, excluyendo las demostraciones explícitas de afecto, léase cine, sushi, cafecito con onda y hasta- sólo para complacerme- helado de chocolate en pleno invierno. Como terapia debo decir excelente. Aunque debo reconocer que a mi esto de la vida social agitada como que me cansa, así que después de una declaración de intereses, mi pololo sin derechos ha empezado a aceptar mi definición de pololeo perfecto, la cual sólo requiere una tele, un dvd y una cama donde flojear. Y gracias a la serie Lost hemos encontrado nuestro punto intermedio perfecto.

½: Mi gato, cosita más linda. A la cresta si Juan encuentra poco “chévere” adorar un animalito y tener puras fotos suyas en el celular. Juro de guata que el Musso, si bien siempre anda ronroneando y haciendo la pata para dormir en mi cama, esta semana se ha comportado especialmente dulce, sin sus carreritas nocturnas y chillidos estrafalarios. Siguiéndome con la mirada por todo mi diminuto departamento y buscando cualquier oportunidad para acurrucarse a mi lado y poner una de sus patitas en mi cuello. Salmón para él aunque yo siga destinada a los fideos blancos.

Gracias a estos cariñitos especiales hoy trabajo sin sensación de frío y con un dolor de estómago crónico pero ya menos latente. Lo que me ha dado el empujón necesario para volver a mis escritos y redactar lo que a mi juicio es un manual de corta palos para la recuperación post BreakUp de cualquier pobre infeliz.

Paso Uno: autorizarse a enviar un último mensaje de texto para posteriormente borrar todo vestigio de los mensajes que en algún momento el hoy objeto de tu dolor te enviara.

Objetivo: evitar la auto tortura.

Paso Dos: Escribir su número telefónico en un archivo word y relegarlo a la carpeta mis documentos para posteriormente borrarlo del celular.

Objetivo: Evitar llamadas absurdas con excusas del tipo “se me marcó solo tu número”, y sobretodo la llamada ebria tipo 5 de la mañana. (Juan Araya debería seguir mi ejemplo, así podría evitar bochornos etílicos como los del sábado).

¿Por qué guardarlo en el pc? Primero: en mi humilde opinión borrarlo para siempre no es una buena táctica porque plantea un escenario posible donde después te arrepientes y te las das de detective llamando a cuanto amigo en común tuvieron con el fin de recuperar los dígitos. Segundo: El hecho de que esté en tu computador implica que para recuperarlo debas pasar inexorablemente por el proceso de encender el aparato y encontrar el archivo, lo que te brinda valiosos minutos capaces de hacerte recobrar la dignidad y descartar la llamada.

Paso Tres: Correr, correr y correr. Mis acostumbrados 45 minutos de spinning o mis 30 minutos de trote han sido reemplazados diariamente por 1 hora de corredora a toda velocidad. Todo un record.

Objetivo: Entretener la mente y el cuerpo en algo que no implique comida ni compra de ropa. La ropa no, porque cuando se está vulnerable se puede encontrar bonito un color absolutamente iridiscente y la comida definitivamente no porque lo único más patético que andar con cara de víctima de huracán es andar triste y gorda a la vez. Aspecto positivo extra, como la pena impide, ESPERO NO DE FORMA DEFINITIVA, pensar siquiera en la idea de tirar con alguien y el cuerpo mal que mal se acostumbra a las descargas de energía y liberación de feromonas, correr como si el mundo se fuera a acabar y sudar como puerca, a mi juicio, es el símil químicamente perfecto de una buena cogida.

He dicho.

Número dos.

miércoles, mayo 10, 2006

Autoarrogarse Derechos

En una relación, amorosa claro está, cuán válido es autoarrogarse derechos? Y no derechos así, 'por ser', livianitos, sino cláusulas en evidencia coercitivas, que merman la acción del más queridísimo en algún tema en que brujis no esté de acuerdo.

A ver, para ser más que clara iré al caso puntual que hace que N°1 cuestione tanto, pero tanto tanto, este bruto, neardenthal -y, no miento, ruin, patético y miserable- comportamiento. Taquito, yo sé que a tí no te gusta que ventilemos nuestra vida privada, y trataré de ser lo menos detallista posible, pero también comprende que tanto como a tí te gusta teorizar sobre la Dictadura en Argentina, pues bien, a mi me place hacerlo sobre mi vida, y los 'valores sin valor' que, desgraciadamente, y por tu amor, me estás haciendo demostrar. Y si no te gusta, entonces autoarrógate el derecho a reprimirme, jajaja.

Pues bien; siempre he sido una convencida que los celos son tontísimos, y que delatan una carencia importante de educación, ojo, EDUCACIÓN, o sea, es casi ignorancia la cuestión. La parte racional en mí dicta que el poder de la comunicación lo domina todo: 'hey, tengo que creer en él/ella, por algo estamos juntos, si la confianza se pierde no hay nada que hacer, etc'. Sí, bien con eso, y sigo pensándolo: si uno es incapaz de mantener el temple, casi por urbanidad, frente a una situación que involucra la confianza en la pareja, entonces le aconsejaría humildemente que contemplara reintegrarse a la educación básica, y que se apure mire que las fechas juegan en contra. Sip, asi de peyorativa (pero chistosa, no os enojéis conmigo).

Tomando esto en cuenta, y sintiendo de corazón que debería haber aprovechado de incluirme en el paquete cuando matriculé a mi niña para Kinder del próximo año, y sin tanta vuelta, Fairlie, que aburres, les cuento que hoy en la mañana me encontré con el siguiente caso: una niña perteneciente al pasado del hombre que yo amo le escribe un sugerente mensaje en el blog, disque 'gracias, pusiste mi foto (su foto) favorita'. Fairlie hirvió de ira por la díscola y coqueta Verruga -ese es su apodo, me parece-, pues considera una falta de respeto de su parte, en calidad de antecesora y a sabiendas que hay una actual, ese tipo de mensajes 'entre líneas' que no dan sino una rabia malhabida y guacalosa.

Volviendo al tópico que me lleva a este mini posteo -espero que no se alargue tantos párrafos como intuyo-, quiero saber la opinión del respetable (en realidad, si nadie comenta está bien, sólo democratizo un poco más la escritura para que esto no parezca sospechosamente un diario de vida): seré yo una bruji y entrometida al autoarrogarme el derecho a patalear? Y no contra mi bambino, o sí, un poquito sí, porque también asumo que los hombres no tienen la... mmmm... fortaleza de carácter? para decirle a una mujer, menos si es parte de su pasado, que está cagando absolutamente fuera del tiesto; pero también de, evidencia en mano, poner las reglas del juego y decir 'ok, si vamos a estar bien, ella no está incluída'???

Yo creo que está bien. Porque, si no le dijera nada, y después me encuentro con fulana coqueteando sin un parelé, ponerse bruja es un exceso. Y bruja, señores, no soy*

Número Uno

*No, pero sí.

viernes, mayo 05, 2006

Mi Primer Beso



Por casualidades de la vida, hoy me topé con Blog 'X' y salía escrito, también en 'X' contexto, la frase 'Primer Beso'... y me acordé del mío!

¿Por qué será tan difícil de olvidar el primer beso? Yo lo recuerdo tan claro y nítido, que me atrevo a contar (so pena de censura, por mi niño celosín) cómo fue: Corre el año 1995 -¡cumplo más de diez años besando!-, es la fiesta de cumpleaños de Cristián Sbárbaro, en el Estadio San Jorge. Fairlie recién estaba despertando al mundo del romance, se había hecho más popular en su curso (porque desenterró la cabeza de los libros y su lugar de recreo ya no se llamaba Biblioteca) y andaba secretamente detrás de un especímen que, analizando hoy, pucha que era deplorable. Bien feo el ejemplar, y eso que era el objeto de deseo de varias mujeres del colegio.

Me junté con Cota Díaz en mi casa para cambiarnos de ropa (pucha que eran notables esas juntaciones por esos años) y daddy nos llevó al cumple más entradita la noche. El tema que del gallo aquél supe lo que es nada. En todo caso no me rompió el corazón, en esos tiempos te enamorabas y desenamorabas tan fácil como cambiarse de polera, o abrir la puerta de tu casa.

En fin; con Babby, Pancho* y René, tres grandes amigos de aquellos tiempos, partimos a los juegos del Estadio, para conversar. Yo, y de eso no me acuerdo, estoy segura que el copete y los puchos aún no existían, así que es probable que fuimos con unos vasos de bebida y las sonrisas amplias y distendidas.

De repente, algo se dio vuelta aquí. Estábamos de lo mejor hablando de Fulano y Sutano, cuando el aire se puso color rosado. Sentí una presión gigantesca en la guata, un poco de nervios, las mandíbulas tensas; René ya no era mi amigo, o tuve un glimpse pero su cara, sus gestos, su postura, todo me fue diferente. Ni siquiera estábamos hablando de temas amorosos, pero de repente -¿qué habrá sido? todavía me lo pregunto- fue el momento. Pancho y Babby discretamente se retiraron, probablemente para regalonear ellos y dejar que la escena tuviera lugar. La cara de René se suavizó, es increíble como todavía visualizo en colores sepia, cálidos, con los ojos medio cerrados, como esas típicas imágenes de TV cuando hay un flasback y el contorno de la pantalla aparece borroso.

Y así, solitos, él colgando de esas barras tipo trepas y yo vestida con una micromini tipo Príncipe de Gales, una polera negra con una margarita en el centro y mis inseparables zapatos Mafalda, cerré los ojos bien apretados y sucedió. Puchas que estaba nerviosa, yo creo que pasé la mitad de mi pre adolescencia imaginándome como sería, dándole besos a mi mano empuñada, pensando si la lengua ajena en mi boca no sería asqueroso o, en caso de yo utilizar el recurso, si sería adecuado o no.

Al final, se disiparon todos los miedos, y -ahora sí me traiciona la memoria con la canción de fondo- fuimos lejos la atracción principal en la pista de baile, ya más sueltos y relajados en el Departamento Ósculos.

Más de diez años después -cómo nos pasa la cuenta el tiempo, jajaja!- y con un amor que me comería a besos a mi Taquito, porque de verdad hasta ganas de morderlo me dan, pienso que de todos los besos que he y me han prodigado, de todos esos besos, lejos los más importantes son ése, el primero, y estos, que serán los que me acompañen hasta cuando tengamos que lavar nuestras placas dentales y enfocar los ojos para darlos.




Número Uno, cada vez más abandonada (bloguísticamente hablando)

*Babby y Pancho, pareja que hasta hoy se mantiene indisoluble al paso del tiempo. Notable, pues desde que usan pañales que se quieren.

martes, mayo 02, 2006

Los Preller

Cuando era chica, los Preller -el clan de 9 hermanos de mi mamá- se juntaban a cada rato, a celebrar lo que fuere, en patota. Y digo en patota, porque alguna vez conté 30 primos, sólo de nuestra generación (+ 9 hermanos + 9 esposas/maridos de los hermanos). Imagínense ahora que ya hay una tercera generación, y doblen la cantidad de primos porque estamos (viva!) todos emparejados. Qué manada. Hace tiempo que no nos juntábamos, en parte porque los primos ya no tenemos esa mística y arraigo que los viejos, y ellos también están más dedicados a babear en su propio núcleo con los nietos que ya están llegando.

Las viejas -María Teresa, María Silvia, María Inés y María Soledad-, parecieran tener un citófono directo que mañana a mañana suena para saber 'las últimas noticias', y practicar el mejor y más extendido deporte familiar de todos los tiempos : 'comentar'. Que es distinto a pelar, dicen, pero que obviamente es lo mismo. Por lo tanto, cuando llega el momento de encontrarse en este tipo de reuniones, ellas ya lo han hablado todo, no hay ninguna novedad y se reúnen para pavonearse del (los) éxito(s) de turno, obviamente mostrarlos en vivo y en directo (sobretodo si se trata de 'nuevos integrantes'). Los problemas, las deudas, las penas, en definitiva, no existen.

Fairlie Natalia escapa un poco de estos eventos. Me gusta eso de la Mesa Té Club, es bonito; también me gusta ver a mi papá y sus concuñados jugando como pendejos. Siempre se han querido como hermanos de sangre. Ver que los pendejos están cada día más grandes, también lo encuentro bonito.... incluso, no me molesta para nada el tener que cantar para la tropa de indecisos ('esa, esa, la del Fantasma de la Ópera' 'ARGENTIIIINA' 'El Guardaespaldas', todo al unísono) ... pero tener que pasar la 'prueba del blanco' frente a las tías que a todo sonríen, pero la mitad es verdad, es francamente insoportable. Es el double-cinismo-hipocresía-pack al cual debería estar acostumbrada, pero que simplemente nunca he podido digerir.

Ya, sí, sí, los viejos son los viejos. Pero, y cito lo mismo que le dije a mi mamá esta tarde, 'A veces hay que dejar de ser la gente'. Dejar de pensar como el resto, ser tan obvios, ni siquiera ya por ser diferente, o más cool... simplemente por crecer, por ser mejor persona, por acercarse a los valores que tanto les gusta predicar -exceptuando a mi mamá, todas las viejujas se santiguan cada media hora-.

Esta vez me tocó estar al otro lado del escrutinio Preller. Taquito fue conmigo y fue muy bien recibido, todos me lo alabaron, 'que se ve tan buen cabro', o 'está dije'. Para mi es un tremendo orgullo estar con él, porque lo amo muchísimo y es la mejor compañía que, junto a Isadora, puedo pensar para un fin de semana. Pero, francamente, lo que digan viejujas que se autoarrogan atribuciones que nunca tuvieron, argh!

Giancarlo, el prometido negro-ébano de Coni, tuvo su turno esta vez.

No niego que se veía particularmente divertido entre nosotros. Es negro, pero negro negro negro, con características claramente africanas, con dreadlocks cortitos y se dedica a la música. O sea, 'Eduardo (mi tío, el papá de Coni) está desesperado', dicho por mi propia madre.

Qué pasa con Giancarlo. Que reúne y recuerda todos los miedos y pecadillos, diseminados sí, pero existentes, de la propia familia -y aquí van con su respectiva réplica:

1) Tiene una hija - Y yo? Qué me queda a mí? Quiere d
ecir que no me consideran tampoco con derecho a rehacer mi vida? Y no olvidemos, ya van vaaaaarias hijas(os) del desrigor en la familia. Hasta la Paula, hermana de la propia Coni, se casó con el papá de Cristobalito cuando el pequeño gateaba feliz al altar.

2) Es feo (tiene los dientes 'así' y las rastas 'asá')- Perdonen, pero tengo un tío tan feo, pero tan tan tan feo, que bien podría hacerle la publicidad a Camel y King Kong juntos. Es realmente feo el hombre, pero le fue bien en la vida y lo quieren como a un hermano. Y, hey, digamos que las viejujas Preller no son ninguna escultura, todas cabezonas con peinados excesivamente grandes, y esos potos largos y planos. Aparte, pucha, la fealdad o belleza de alguien no es un ítem muy cristiano de comentar. Para qué se esmeran en enseñar a los pendejos que 'la belleza va por dentro' (y ojalá, alrededor nuestro) cuando llega un feo y lo primero que hacen es crucificarlo. Para qué.

3) Es negro - no hay comentarios (Y Ángela, a qué te referías con que no aceptarías a un negro en tu familia? Patuda!).

4) Su familia va a llegar en una balsa

5) Es bailarín - Esquiúsmi, pero recordemos que la Jackie que todos lloraron, que se pegaron en el pecho por no comprenderla, por no apoyarla, se dedicaba a la danza. Y sí, no soy tan ingenua de pensar que no es una profesión riesgosa, porque la es, pero en estos momentos en que la vida laboral funciona en otros términos (hoy tiemblan todos en SPL, desde el más pirulo al más humirde de los trabajadores) no puedes seguir con el estigma de 'médico-abogado-éxito' y 'artista-músico-bailarín-fracaso'.

5) Mi mamá tuvo un arranque de lucidez dentro de todo lo que conversamos. Me contó que habló el mismo sábado con Desesperado Eduardo y le aconsejó que tal vez era bueno que Coni viviera con su novio por un tiempo, antes de casarse. 'Y la Maruja, Tere!? La Maruja se muere antes de permitir eso!'. Entonces, tenemos a una mamá que es capaz de masticar la mierda del mundo, arriesgar a una hija a casarse -según ella misma, de forma apresurada y derechito al fracaso- con alguien que a todas luces no es de su gusto, prefiere eso antes de darle una posibilidad, por último al destino que los separe. Me explico? En el fondo es permitirles una muestra gratis de lo que significa estar casados, esperar con los dedos cruzados a que se lleven mal, consolar a Coni y dar vuelta la página. Sin demandas, divorcios, abogados de por medio. Pero Maruja se muere, fijaté, se muere si la niñita no se casa por la vía correcta. Estúpida mujer.

En la comilona, estábamos todos reunidos almorzando cuando llegó el momento de los discursos. Mi tío Hernán habló unas palabritas, mi tío Héctor, qué se yo. Todos deseándole suerte a los novios, bienviniendo al oscuro nuevo integrante, pero esperando el Lunes para decir la otra página de la arenga, esa que se les quedó sospechosamente en la impresora.

Número Une.