martes, mayo 02, 2006

Los Preller

Cuando era chica, los Preller -el clan de 9 hermanos de mi mamá- se juntaban a cada rato, a celebrar lo que fuere, en patota. Y digo en patota, porque alguna vez conté 30 primos, sólo de nuestra generación (+ 9 hermanos + 9 esposas/maridos de los hermanos). Imagínense ahora que ya hay una tercera generación, y doblen la cantidad de primos porque estamos (viva!) todos emparejados. Qué manada. Hace tiempo que no nos juntábamos, en parte porque los primos ya no tenemos esa mística y arraigo que los viejos, y ellos también están más dedicados a babear en su propio núcleo con los nietos que ya están llegando.

Las viejas -María Teresa, María Silvia, María Inés y María Soledad-, parecieran tener un citófono directo que mañana a mañana suena para saber 'las últimas noticias', y practicar el mejor y más extendido deporte familiar de todos los tiempos : 'comentar'. Que es distinto a pelar, dicen, pero que obviamente es lo mismo. Por lo tanto, cuando llega el momento de encontrarse en este tipo de reuniones, ellas ya lo han hablado todo, no hay ninguna novedad y se reúnen para pavonearse del (los) éxito(s) de turno, obviamente mostrarlos en vivo y en directo (sobretodo si se trata de 'nuevos integrantes'). Los problemas, las deudas, las penas, en definitiva, no existen.

Fairlie Natalia escapa un poco de estos eventos. Me gusta eso de la Mesa Té Club, es bonito; también me gusta ver a mi papá y sus concuñados jugando como pendejos. Siempre se han querido como hermanos de sangre. Ver que los pendejos están cada día más grandes, también lo encuentro bonito.... incluso, no me molesta para nada el tener que cantar para la tropa de indecisos ('esa, esa, la del Fantasma de la Ópera' 'ARGENTIIIINA' 'El Guardaespaldas', todo al unísono) ... pero tener que pasar la 'prueba del blanco' frente a las tías que a todo sonríen, pero la mitad es verdad, es francamente insoportable. Es el double-cinismo-hipocresía-pack al cual debería estar acostumbrada, pero que simplemente nunca he podido digerir.

Ya, sí, sí, los viejos son los viejos. Pero, y cito lo mismo que le dije a mi mamá esta tarde, 'A veces hay que dejar de ser la gente'. Dejar de pensar como el resto, ser tan obvios, ni siquiera ya por ser diferente, o más cool... simplemente por crecer, por ser mejor persona, por acercarse a los valores que tanto les gusta predicar -exceptuando a mi mamá, todas las viejujas se santiguan cada media hora-.

Esta vez me tocó estar al otro lado del escrutinio Preller. Taquito fue conmigo y fue muy bien recibido, todos me lo alabaron, 'que se ve tan buen cabro', o 'está dije'. Para mi es un tremendo orgullo estar con él, porque lo amo muchísimo y es la mejor compañía que, junto a Isadora, puedo pensar para un fin de semana. Pero, francamente, lo que digan viejujas que se autoarrogan atribuciones que nunca tuvieron, argh!

Giancarlo, el prometido negro-ébano de Coni, tuvo su turno esta vez.

No niego que se veía particularmente divertido entre nosotros. Es negro, pero negro negro negro, con características claramente africanas, con dreadlocks cortitos y se dedica a la música. O sea, 'Eduardo (mi tío, el papá de Coni) está desesperado', dicho por mi propia madre.

Qué pasa con Giancarlo. Que reúne y recuerda todos los miedos y pecadillos, diseminados sí, pero existentes, de la propia familia -y aquí van con su respectiva réplica:

1) Tiene una hija - Y yo? Qué me queda a mí? Quiere d
ecir que no me consideran tampoco con derecho a rehacer mi vida? Y no olvidemos, ya van vaaaaarias hijas(os) del desrigor en la familia. Hasta la Paula, hermana de la propia Coni, se casó con el papá de Cristobalito cuando el pequeño gateaba feliz al altar.

2) Es feo (tiene los dientes 'así' y las rastas 'asá')- Perdonen, pero tengo un tío tan feo, pero tan tan tan feo, que bien podría hacerle la publicidad a Camel y King Kong juntos. Es realmente feo el hombre, pero le fue bien en la vida y lo quieren como a un hermano. Y, hey, digamos que las viejujas Preller no son ninguna escultura, todas cabezonas con peinados excesivamente grandes, y esos potos largos y planos. Aparte, pucha, la fealdad o belleza de alguien no es un ítem muy cristiano de comentar. Para qué se esmeran en enseñar a los pendejos que 'la belleza va por dentro' (y ojalá, alrededor nuestro) cuando llega un feo y lo primero que hacen es crucificarlo. Para qué.

3) Es negro - no hay comentarios (Y Ángela, a qué te referías con que no aceptarías a un negro en tu familia? Patuda!).

4) Su familia va a llegar en una balsa

5) Es bailarín - Esquiúsmi, pero recordemos que la Jackie que todos lloraron, que se pegaron en el pecho por no comprenderla, por no apoyarla, se dedicaba a la danza. Y sí, no soy tan ingenua de pensar que no es una profesión riesgosa, porque la es, pero en estos momentos en que la vida laboral funciona en otros términos (hoy tiemblan todos en SPL, desde el más pirulo al más humirde de los trabajadores) no puedes seguir con el estigma de 'médico-abogado-éxito' y 'artista-músico-bailarín-fracaso'.

5) Mi mamá tuvo un arranque de lucidez dentro de todo lo que conversamos. Me contó que habló el mismo sábado con Desesperado Eduardo y le aconsejó que tal vez era bueno que Coni viviera con su novio por un tiempo, antes de casarse. 'Y la Maruja, Tere!? La Maruja se muere antes de permitir eso!'. Entonces, tenemos a una mamá que es capaz de masticar la mierda del mundo, arriesgar a una hija a casarse -según ella misma, de forma apresurada y derechito al fracaso- con alguien que a todas luces no es de su gusto, prefiere eso antes de darle una posibilidad, por último al destino que los separe. Me explico? En el fondo es permitirles una muestra gratis de lo que significa estar casados, esperar con los dedos cruzados a que se lleven mal, consolar a Coni y dar vuelta la página. Sin demandas, divorcios, abogados de por medio. Pero Maruja se muere, fijaté, se muere si la niñita no se casa por la vía correcta. Estúpida mujer.

En la comilona, estábamos todos reunidos almorzando cuando llegó el momento de los discursos. Mi tío Hernán habló unas palabritas, mi tío Héctor, qué se yo. Todos deseándole suerte a los novios, bienviniendo al oscuro nuevo integrante, pero esperando el Lunes para decir la otra página de la arenga, esa que se les quedó sospechosamente en la impresora.

Número Une.

3 comentarios:

Taco dijo...

Nats, empecé a pensar en el agradable ejercicio (desde un punto de vista de contar historias) de escribir mis códigos familiares y en lo fílmico de la reunión que tuvo lugar en casa de tu tía el fin de semana, a pesar de que a simple vista no hubo tantos grandes acontecimientos. Por momentos pensé en la película de Ben Stiller, esa donde conoce a la familia y todo sale mal, sobretodo cuando caché que la cadena del baño no funcionaba y mi orina no se iba. Pero bue... después caché que estaba malo para todos y que mi orina no había salido tan amarillenta. Sí, sí, sí, es un tópico no muy de salón, pero qué va, es la verdad. Y nadie se dio cuenta. Además, lamentablemente el amigo brasileño, a quien todos los que estaban por ahí le dijeron "qué lindo" cuando cantó un pedazo de una canción en portugués, fue el que se llevó los premiados. Y también hubo otras cosas comentables, supongo, por tu familia. En la mía, este tipo de reuniones, da para pelambres por, al menos, un año...o más, dependiendo de la calidad de errores, condoros, palabras dichas, palabras no dichas, conductas normales, anormales, que cometa la persona de turno. En realidad en estas reuniones alguien, lamentablemente, tiene que pagar el precio de la sed por "comentar".

Número 1, Número 2 y Número 3 (artista invitada) dijo...

En una sola cosa me retracto.

Hoy día fue mi tía Marisol a almorzar donde mis viejos, y me dejó clarísimo que no está ni ahí con que Giancarlo sea negro, verde, rojo o amarillo.

Eso se llama consecuencia, cierto Teruca?

Anónimo dijo...

En mi defensa debo decir que FUI SACADA DE CONTEXTO

Cuando dije que no llevaría a un negro a mi casa lo hice pensando en madre. Ella que siempre ha estado en la frontera entre ser negra y morena ( màs tirada pa negra debo decir) se jura blanca.

Los pocos novios que han cruzado el umbral de la casa de mis padres siempre han sido calificados por sus tonos de piel. Y a pesar de que ninguno era màs moreno que yo mi mamà siempre reprobò que me gustaran "tan negritos".

Por eso cuando tu madre contò del negrito barileño yo pensè inmediatamente en la cara que pondrìa mi pobre madre que se jura blanca...y allì comentè que ni cagando llevarìa a un negro de pololo a mi casa. La mato a la pobre. Por ùltimo debo darle la esperanza de que sus nietos salgan plomos ¿o no?