Caso Cerrado

Temporáneamente hemos cambiado el look por algo más veraniego y acorde también a los ánimos. Nunca había querido confesar que lo estrictamente minimal no va conmigo, y que la decoración forzada en ese estilo que tiene mi living, no es de mi gusto, me carga, me patea, y lo tiraría por la ventana si pudiera. Jajajaajajja, qué libre me siento en decir esto, jajajajajaa.

A nuestra querida Negra le fue excelente. Nada más y nada menos que un 7,0 en su examen de titulación, por lo que la farra despuecito debe haber sido contundente. Dejaremos que ella nos detalle los pormenores en un posteo futuro. En lo que a mí respecta, estoy orgullosísima de lo que has logrado, amiga, porque ha sido una prueba de universidad, sí, pero colateralmente de muchas otras cosas anexas en la vida. Qué bueno que hayas podido cerrar un círculo de forma tan buena, y estoy segura de que un éxito como éste te dará la seguridad que necesites en tantos otros campos.

Estoy escribiendo un sábado no cualquiera, desde el jardín. Anoche tuvimos el cumpleaños de Lorena aquí, y volví a ver al mentado mr. fotocopy. Y? Y? Y? Por fin me doy cuenta de que no guardo en mi corazón ninguna esperanza enfermiza, obsesiva, cimentada en el aire, de volver -ni querer hacerlo- con mi ex. He cerrado ese libro, le he puesto un candado, lo he metido a un cofre y lo he lanzado desde el Muelle Vergara hacia el fondo del mar.

Y recuperé la frescura, la espontaneidad, el decir cosas provocativas, el saltar, cantar, jugar... todo ese paquete que se había ido opacando, y que alguna vez, en la lejana Escuela en Miraflores fue mi mayor atractivo. Muy fresca, y jugosamente valiente también, no dejé que Mr. F. se fuera de la fiesta sin detenerlo en la puerta y decirle 'dame un beso' y plantarle un jugosiento, caluguiento y rico besito que, evidentemente, devolvió con las mismas energías y ansias, y por mucho rato. Los dos concordamos en que había sido un arranque adolescente exquisito, de esos que uno tiene que capturar como la mariposa más exótica, porque no se repiten muy a menudo. Cada vez cometemos el error de enredar la madeja, complejizar las relaciones, hacer lobby, esperar señales, relacionarnos como personajes y no personas, vivir el Closer permanente que, por muy buena que haya sido la película, no queremos vivir.

Independiente si haya decidido llamarme por celular o no hoy (la muy nerd lo dejé en la casa de mis papás), independiente si haya sido un encuentro casual y único envalentonado por el alcohol, o me encuentre en presencia del futuro padre de mis hijos, abuelo de mis nietos y cuánta lesera más, me zafo de todo envoltorio y admito que hace tiempo que no había sido besada tan tan rico.

Número Uno