Supongo que a todos nos ha pasado más de una vez, eso de estar soñando despierto..
Porque hablo hoy de este tema, aclaro, estuve algo enferma y tuve demasiado tiempo para pensar de espaldas en mi cama…Tenía que sobreponerme a un ataque al colon irritable extremadamente irritante y a un dolor de cabeza crónico para poder transcribir la grabación de una entrevista y comenzar a pensar en un título para mi artículo sin recurrir a ningún cigarrillo. Ya que el Doctor místico que me atendió de urgencia ese día en que no podía parar de vomitar, sentenció que mi enfermedad era una reacción exógena que mi cuerpo aplicaba para lidiar con la angustia, el stress y la neura y que para que se me quitara la estupidez tenía que someterme vía intravenosa a un tranquilizante de caballos y dejar el cigarro y al café por una semana.
En momentos como estos es cuando mi mente se disocia, no sé cómo ni por qué, empecé a pensar en qué tendría que pasar para que mi plazo de cierre no fuera al día siguiente: Primero, morirse mi jefe (descartado, no me pagarían y ya me había gastado la plata que prometieron pagarme) Segundo, que le disparen a la Bachelet a lo JFK, (descartado, nadie va a querer echarse a la gordis, si es tan simpática) Tercero, un virus mortal ataca santiago, declaran cuarentena y nadie puede salir de sus casas. (absurdo, no vale la pena pasar 40 días encerrada sin tirar, sólo para librarme de este cacho).
Estúpidamente pasé 40 minutos pensando y visualizando cada uno de estos escenarios, antes de caer en la cuenta de que eran las 12 de la noche y que llevaba escrita menos de la mitad del puto artículo. Cuarenta minutos en que al menos podría haber dormido una siesta, preparado algo de comer o visto alguna serie.
Lo divertido es que esto me hizo recordar que no es la primera vez que me atacan los pensamientos psicóticos.
EL ATAQUE DEL YACARÉ ASESINO

Recuerdo claramente un insoportable día con casi 30 grados de calor, apestada en las playas nortinas, donde el amor me llevaba a pasar vacaciones, feriados y demases.
En la arena no cabía un alfiler, a mi derecha una pareja de gordas inflables, a mi izquierda unos pendejos desagradables con una radio a pilas reggeatonera, y a mi espalda, lo peor de lo peor, la última locura del extraño alcalde de Iquique, un See World criollo marca chancho que se jactaba de tener 3 lobos marinos, un par de yacarés (cocodrilos rascas) y 20 pescados chinos.
Allí estaba, completa y absolutamente rodeada, mirando la playa sin ganas si quiera de acercarme a la orilla y pensando en una manera delicada de decirle al entonces objeto de todos mi afectos que me moría de aburrimiento, pena y hastío si tenía que radicarme en esa ciudad para siempre. En eso estaba cuando mi mente, literalmente se psicopateó.
Comencé a visualizar un escenario en que un yacaré se escapaba de los seudo acuarios…Lo veía reptar sigilosamente hasta una de las piernas de las gordas inflables y despedazarla violentamente con sus colmillos, mientras toda la gente corría despavorida, los quitasoles floreados volaban y el yacaré se movía a la velocidad de tiburón III. En el extasis de mi alucinación bélica se me escapó una risa.
-¿De qué te ríes, amor?
-De nada, algo que vi en el cable anoche.
El segundo episodio que voy a relatar no me pertenece pero es demasiado bueno para ignorarlo.
Hace un tiempo negrón me contó como en su cabeza también había, por segundos, mundos bizarramente paralelos.
EL DÍA QUE LAS RATAS SE APODERARON DEL MUNDO

Barbarella yacía de espaldas en su cama de universitaria, en una pensión de mala muerte, rodeada de muebles de extraña y pobre procedencia, cuando le pareció escuchar el sonido de un ratón en la pieza de junto.
Lejos de la común reacción de cualquier doncella en peligro, la chica en cuestión comenzó a imaginar que las ratas se apoderaban de esa pieza, luego se comían la muralla, invadían su cuarto, luego la casa, la ciudad y el país entero. Un mundo de ratas, las ratas en el poder. ¿Dónde viajar para vivir lejos de su tiranía, conquistar otros planetas libres de roedores?.
En momentos en que se imaginaba abordando un cohete hacia Marte, reaccionó y se levantó de su cama. No sin antes tomar nota de que por un momento, las ratas se apoderaron del mundo.
El tercer episodio, tampoco me pertenece. Es parte, absoluta e íntegramente de la mente sobreestimulada de Nancy Sim.
LA VENGANZA DE LA TAILANDESA ASESINA

Un día cualquiera, caminábamos hacia el gimnasio cuando, no recuerdo cómo ni por qué, le empecé a relatar a Nancy un mítico episodio en que una niña, a la que vamos a llamar “psico molinares”, encontró a su novio, a quien vamos a llamar “Barsa Lara”, en el lecho de amor que ambos compartían, revolcándose con una compañerita de universidad, que en ese momento, con suerte, llevaba puesta la parte superior de un sexy conjunto de lencería rojo pasión. En esa ocasión, la chica psico en cuestión, tomó del pelo a la intrusa, la arrojó en cueros al pasillo del edificio, al tiempo que pregonaba un fino y escueto: “Sale de acá, Topletera conchetumadre”.
En ese momento, mi recatada y siempre polite amiga Nancy, escindió su cabecita, puso ojos de furibunda y comenzó a soñar despierta. “ese es mi sueño, encontrarme en esa situación, y sacarle la cresta a una mina…Bacán, gritarle a una mina ¡qué te pasa gueona con mi pololo, sale de acá xxxxxxxx”.
Sorprendida, no pude parar de reirme en tres cuadras, jamás había visto ojos virulentos y mirada asesina en alguien tan políticamente correcto.
En fin, supongo que todos tenemos nuestros días de furia.
Número Dos